Desde pequeña me interesó el arte
de la cocina. Disfrutaba cuando mi padre llegaba el viernes cargado de
“tesoros”: verduras sanas y brillantes, frutas dulces, productos de la mejor
calidad, mariscos que andaban por la encimera, pescados tersos con ojos
brillantes…que mi madre transformaba en exquisiteces y que después
degustábamos con infinito placer.
Mas tarde pude transmitir el
gusto por la buena cocina a mis dos hijos, que ya son dos cocineros caseros
fantásticos.
Hoy día sigo disfrutando
comprando los mejores productos de temporada, elaborando sanos platos
tradicionales y sobre todo, compartiéndolos con mi familia y amigos.
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